7.2.11

desen[capsula]te


ésta no es una reflexión acerca de arquitectura, pero tiene que ver. no es sobre urbanismo, pero necesita a la ciudad. puede ser que ni siquiera sea una reflexión personal, sino una idea ecléctica creada a partir de platicas, conferencias, lecturas, fotos, videos y diversas observaciones. la idea es, cabe destacar, la "ceguera ambulante".

el hecho de vivir en la ciudad a un ritmo acelerado, con destinos tan marcados han reducido nuestra interacción con el entorno. vivimos en cápsulas: [coche] [casa] [oficina/escuela] [cine] [tienda]. nuestro contacto con el espacio urbano se concentra en la circulación por las calles procurando, constantemente, hacerlo a alta velocidad. los lapsos de tiempo_espacio situados entre las cápsulas suelen ser vacíos oscuros y olvidados. reconozco que padezco gravemente de la ceguera ambulante. divago por las calles sin prestar atención. vemos, pero no observamos. la idea de la contemplación es totalmente inadmisible en el ritmo de vida que tomamos y ni siquiera nos tomamos el tiempo de pensar en lo sucedido.

me di cuenta de la gravedad de mi padecimiento cuando me contaron que habían derrumbado una casa en mi mismo fraccionamiento, y no sólo no me di cuenta de que la habían derrumbado, sino que cuando me decían cual era no la podía recordar. lo peor de todo es que paso por ahí del diario dentro de mi [coche] para ir a mi [escuela]. y la única manera de ubicar la casa fue pasando por la misma ruta pero caminando, sin un objetivo fijo, ni velocidad, ni música siquiera, prestando atención a los distintos patrones de la banqueta, al color de los arboles, a la textura de las paredes, a la sombra. es más el fin de semana pasado saqué mi tarjeta de la eco_bici en la ciudad capital y en el transcurso del circuito me perdí tanto en la contemplación de la arquitectura, el espacio, el ruido, los colores de la ciudad, como de manera geográfica al grado de dar vuelta en u para poder más o menos regresar a la salida. la arquitectura es el arte que vivimos más distraídos. en este caso no me quiero referir a la arquitectura sólo como edificio si no como  al "juego sabio, correcto y magnífico de volúmenes (y espacios) ensamblados bajo la luz" (Le Corbusier). y acabo este texto exigiéndome -y a quien guste- a recuperar la capacidad de asombro ante el entorno. explotar esas capsulas y convertir a todo el contexto en nuestro espacio cotidiano. 

nada debería impedirnos convertir a la ciudad en nuestro laboratorio, salón de juegos, taller, museo y hogar, porque quien quita que a base de vivirla la convirtamos en un lugar realmente agradable, y no solo en un espacio necesario de conexión entre las [cápsulas].